Daniela tiene 5 años, y la última semana y media ha estado ingresada por una apendicitis perforada que se complicó con una peritonitis. Daniela ha sufrido. Dolor, incertidumbre, inseguridad. Ver el miedo en sus padres y familiares. Ver a una gran cantidad de personas a su derredor cuidándola, sin saber exactamente por qué.
Con frecuencia nos olvidamos de que cuando nosotros tenemos problemas o sufrimos, nuestros hijos nos ven, y saben que algo no está bien, que hay algo diferente. Y nos olvidamos de hablar con ellos y explicarles lo que sucede, a su nivel de desarrollo cognitivo, pero se nos olvida.
Y ellos sólo ven caras tristes, o enojadas, o alteradas, y usualmente creen que es por algo que ellos han hecho. Creen que es su culpa. Y sufren por ello.
En los últimos 12 días, Daniela ha sufrido por una enfermedad que eventualmente se curará. Y ha visto sufrir a sus padres. Pero a diario, nuestros hijos sufren por cosas que creemos que les ocultamos por su bien, sin darnos cuenta de que ellos pueden percibir que algo no está bien, y se quedan sin saber por qué.
Nuestros hijos pueden aprender que el dolor y el sufrimiento son parte de la vida humana, y pueden aprender a lidiar con ellos. Pero necesitan que nosotros les mostremos cómo se hace. Así como les enseñamos a caminar y a hablar, y a nombrar cosas y personas, también podemos enseñarles a manejar el dolor y el sufrimiento que con seguridad sufrirán algún día. Podemos mostrarles que puede tener un propósito, un significado. Podemos enseñarles que se puede aprender de ello. Pero tenemos que aprenderlo antes nosotros.
Cómo está su relación con su dolor y su sufrimiento –cualquiera que sea- hoy?
Qué significado tiene para usted su sufrimiento ahora? Qué puede usted aprender de él? De qué manera le sirve a usted para crecer y desarrollarse más saludablemente? Qué trata de decirle la vida a través de su dolor, su sufrimiento? Qué aspectos de su vida pueden moverse hacia estados más positivos gracias a él?.
Cuando usted conozca las respuestas a estas preguntas, podrá ayudar a sus hijos e hijas a lidiar con su propio sufrimiento, y convertirlo en un pilar importante para el desarrollo.